En esa burda o irresponsable ( loca y estúpida si quieren ) carrera por dar las primicias en que ha degenerado la competencia entre periodistas y/o medios de comunicación se siguen y seguirán - si nada o nadie ordena la jungla no sólo internauta - cometiendo deslices cada vez más estrepitosos. Deportivos y no deportivos. Y un día alguno salpicará que “Lolo” resucitó para jugar y otro lo colgará en la web o publicará en su twitter o la cuenta oficial de Facebook del periódico, la tele o la radio con tanto desespero que se fracturará los dedos mientras teclea. 

Es el mundo y el infortunio al alcance de un click. Que como pone a todos en la misma línea de salida y con las mismas posibilidades de ganar ha reducido al mismo valor del papel higiénico en un baño público lo que debe recuperarse como dogma para cualquier comunicador: corroborar la información. Sino pregúntenselo al principal implicado de la barrabasada de la última semana: Julio Meléndez Calderón, de quien vale recordar, si fue un crack con absoluto mérito no como varios de su época que viven de Bomboneras o eventuales triunfos.

Al excapitán e ídolo de Boca Juniors lo “mataron” más de veinte portales web, quince programas radiales, cinco televisoras y decenas de comentaristas que continuaron – como corre la chispa cuando el reguero de pólvora se enciende- un rumor que nadie sabe de donde salió. Y hasta los de Fox Sports lo lloraron en pantalla, hubo minutos de silencio en algún partido oficial y a una de sus hijas casi le da infarto.

Y, probablemente, le hubieran hasta hecho misa de cuerpo presente sino fuera porque el mismo campeón de América en 1975 - hoy radicado en los Estados Unidos - saliera, oportunamente, a aclarar.

Umberto Eco hablaba de los necios de la información aparecidos por el internet que a todos les da cabida sin distinguir buenos de malos. No aumentemos.

Hasta la próxima.