Mi amigo vigilante, Uribe, que nada tiene que ver con el “Diamante” Julio César pero si mucho con la plantilla del “Tigre” Gareca que a todos, o casi todos, nos involucra con fervores que PPK o cualquier político en bajada envidiaría, me dice, antier, caída la tarde y sonrisa a mitad de camino: a Argentina le ganamos Rigo, esos gauchos se orinan de miedo.  

Muestra inequívoca, otra más, del poder motivador del más popular de los deportes, pensé, al toque, mientras cruzaba el cinturón de seguridad. Que te emociona tanto y tan colectivo como plaga, como virus al que nadie le huye. Pero, también, que si no controlas, te hace perder la línea. Peor si prensa seria no hay tanta.

Y, ton, que Rugeri dice hay que jugar con cuchillos, y que los periodistas argentinos están nerviosos, también, y que a Guerrero le lloran, y que siempre le hemos hecho la parada, y bla y bla. Ton, lo miro con cara de sospecha. ¿Tú crees que Messi, o si quieres Di Maria o Dybala con los cientos de cotejos de extrema presión que cargan, verdaderamente, tiemblan?, ¿Qué Rugeri, tan bocón como siempre, no está jugando su “partido” hace rato?, ¿qué cualquier reportero de esos, fanáticos al extremo y los más pendejos de Sudamérica, están tan convencidos de lo que dicen?, ¿O Liberman, por ejemplo (una suerte de Butters con mejor facha), no es tan zafado que pierde coherencia todo el tiempo?, ¿y sabes, además, cuánto pesa Argentina, y Adidas, en la FIFA y los análisis de científico alienígena que estará haciendo a esta hora el obsesivo Sampaoli?

Ummm, me mira con recelo, ora el sereno, mientras chapa sus soles. Se rasca la pelada, calcula, y lanza: uno cero, vas a ver; que me friega. Y, allí nomás, cuatro segundos, una frase inesperada, que me recontra friega: ya toy por comprar mi pasaje pá Moscú.

Es el virus de la pelota, ni modo, para mis adentros. Y pongo primera, mejor. Porque también quiero creer. Ton, mientras tomo la Ugarte, expulso un suspiro contenido, que casi niebla el parabrisas.

Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata