PATRIA NUEVA, GARECA
Esa noche, la más frustrante de su vida, no pudo dormir. Pues las preguntas le retumbaban tanto o más que los aplausos inflamados de esos miles, meses antes nomás, para cuando un gol suyo les dio la agónica clasificación ante los bravos incas en el Monumental de River. Y también, con esa ansia reivindicadora que su carácter siempre le reclamó, bramaba desquite, mientras golpeaba la almohada. Algún día, se dijo, y pensó en Italia 90. Ton, se preparó doblemente, hizo más goles y hasta volvió a la liga local. Pero tampoco ocurrió y fue el mismo DT, el Narigón, quien lo excluyó. Luego, vino el inevitable retiro y los replanteamientos. Hasta que, esperar y esperar o quizá olvidar, paso previo por Vélez, Independiente, Talleres de Córdoba, Argentinos Juniors, Universitario de Deportes, Santa Fe, América de Cali, Palmeiras y más, ese destino que vuelve tarde o temprano, hizo su chamba, 32 años después. Y las maldiciones que nacieron en la noche maldita, también. Revancha, revancha.
Ora se lo enrostran, inevitablemente, periodistas cargosos o impertinentes mientras él, siempre impasible, defiende intimidades, y sólo admite consultas deportivas. “Eliminar a mi país es algo sentimental y no lo voy a analizar… lo sentimental es un problema mío y no quiero manifestarlo… aquí la cuestión es sólo futbolística y mi equipo está preparado”
Gestos que escudriñan millones de ansiosos peruanos quienes lo veremos por televisión y haremos trinchera tras suyo. Esa noche de octubre 5 que el entrenador argentino tenga, también, su tan esperada revancha y desde, vaya ironías, la otra vereda.
Cóbresela, Gareca. Aunque jodidísima la prueba, haga historia dorada. Que otra patria lo espera.
Fuerza, Perú.
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