Mi padre era devoto ciclotímico de la Cruz de Motupe, o también llamada Cruz de Chalpón. Vale decir, su fervor resultaba como la canción de Julio Iglesias: a veces sí y a veces no. Y cada dos o tres temporadas “Chulaco” cargaba con toda la familia en el Totoya rojo y nos llevaba hasta Lambayeque para escalar 400 metros y besar su manto o, lo que más ansiaba en mi mocoso caso, instalarnos en el hotel del siempre, el Inca, y darle como poseso al ascensor hasta que los administradores se enojen. Ocurren cuando los afectos no son tan fervientes, probablemente. O, cuando aparecen muy acomodados y convenientes a la circunstancia. Y así, requerido por una culpa, urgido por un milagro o agradecido por un bien concedido, tu incredulidad se quiebra y no te queda otra que agarrar tu carro, chapar el bus o, como miles, caminar varias horas para hacer más honorable la cosa. 

Lo mismo o no tanto, a José Guillermo del Solar le ha ocurrido con una representación vecina y más cercana, la Virgen de la Puerta. Y recién nomás, trotó 30 kilómetros hasta Otuzco junto a su comando técnico y algunos directivos del club con el cual logró el título de la segunda división y el anhelado retorno al balompié profesional: la Universidad César Vallejo. Muchos de los sorprendidos, medios de prensa sobre todo, han asegurado que se trata de una acción de gratitud del “Chemo” – quien tiene raíces locales desde su trujillanísima madre, Carmela, o su tío, el recordado “Tato” Meléndez - por el milagro que UCV haya sido el campeón. Quien suscribe, nunca tan fervoroso ante una figura salvo la de mis padres, admite el ejercicio pero no las razones. Pues, de ninguna forma, el cuadro poeta ha necesitado aportes más allá del adecuado esfuerzo y concentración, para derrotar justicieramente al populoso Carlos Mannucci.

Sin embargo, el fútbol, descarnadamente popular y sociológico, siempre será escenario de las más variopintas actitudes. Y, hoy, le tocó a un famoso entrenador.

Ojalá, y Mannucci concrete también, entre el 11 y 18 de diciembre en el Callao, lo que muchos trujillanos anhelan. Con o sin vírgenes de por medio.

Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu