Probablemente sometido a su descontrolado afán reivindicatorio tras lo que le ocurrió en Toronto 2015 cuando dio positivo en un control antidoping por Estanozolol- que le valió el despojo de medallas y una sanción deportiva todavía no terminada-, Mauricio Fiol Villanueva no parece haber aprendido la lección. Al menos sus actitudes así lo demuestran aunque alguna prensa pareciera empecinarse en demostrar lo contrario. El valorado nadador pretende, basado exclusivamente en su presunta superioridad frente al resto, de que se le entregue una plaza en las competiciones de 100 y 200 metros mariposa de los Panamericanos Lima 2019 sin haber tomado parte de las pruebas oficiales pues cuando estas se hicieron, y esa no es culpa ni de sus compañeros de equipo o la propia Federación Peruana de Natación (FPN) o comité organizador, el aún mantenía su castigo por dopaje. 

Es más, esa inhabilitación culmina el 11 de julio, dos semanas antes de la inauguración del certamen del calendario olímpico, y en la que podrá finalmente representarnos gracias a una intensiva gestión hecha por directivos de la FPN ante los organismos internacionales pero en las series donde aún no se han registrado todas las mediciones mínimas: 200 metros libres y postas, y que Fiol rechaza desde una campaña social y mediática que, lejos de ayudarle, le perjudican.

Vale decir, el mensaje que nuestro ex récordman nacional desea imponer en el país de las maravillas es de absoluto conflicto ético: romper las reglas y procedimientos sin importar consecuencias. Si eso ya resulta penoso cuan más si hay quienes, lamentablemente, le siguen el juego a un talento que con 25 años, todavía le quedarán oportunidades para demostrar su gran valía o limpiar su honra y en las pruebas que él, en un marco legal y legítimo, determine.

Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu.pe