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EL INQUEBRANTABLE

La ejemplar historia del campeón de la Copa Sudamericana, Julio García

Publicado: 2021-05-21

Es la resiliencia una voz reiterada en estas épocas de sombras que crecen y expectativas cruentas. De muertes a diario y temores por quedarnos más solos cada vez.

Aquella terminología referencia a las capacidades que tenemos para recuperarnos de las circunstancias traumáticas o duros golpes anímicos. Mi esposa, psicóloga y docente, lo repite continuamente, con ilusiones que renueva.

A mí, que soy desordenado e incrédulo, en cambio, se me ha debido presentar de carne y hueso, una noche de conversas con pelota. Y ha sido suficiente. Con aquel que le decían el Pincel, de chimpunes sutiles como balerinas, de pases con precisión quirúrgica y que se hizo ídolo del club peruano más ganador en el plano internacional, el Cienciano. Tanto que debió prometerle a sus hinchas no vestir otra camiseta en el balompié peruano que no fuera la roja cuzqueña, tras la conquista de la Copa Sudamericana, el 2003. Tanto que se fue contratado a clubes de México, luego cruzó el charco (firmó en un club de Chipre) y regresó, para retirarse, en el equipo que más amó, el 2012, y con solo 31 años y habiendo vestido muchas veces la camiseta de la selección nacional.

“Había vivido mucho, de pronto, conocido muchos lugares en el mundo y pasado innumerables experiencias que, de alguna forma, me hicieron perder las ganas, la pasión por jugar al fútbol, además que mi mala relación con los dirigentes del club esa temporada me

habían desgastado física y mentalmente. Así que decidí retirarme y, terco, lo cumplí”, dice.

Pero vivir a mil no supone, obviamente, puros placeres. Y García lo entendió de golpe, el 1 de febrero del 2013, cuando su carro volcó. Levántate, escuchaba esa madrugada una y otra vez, probablemente, y quizá confundía las voces con la de sus compañeros en un campo de juego.

El diagnóstico fue terrible: doble fractura en el cervical y el dorsal. Cuadriplejia.

Hoy, lo recuerda como una enseñanza necesaria. Un accidente que lo puso a prueba y el permitió, incluso, introducirse en ámbitos que admiraba pero no concretaba: la literatura. Ha publicado tres libros: “Sí se pudo”, que narra anécdotas del título continental de Cienciano, la novela “Los Churres del Flamengo” y el poemario “El Navegante”.

En tanto, apoyado en terapias diarias y una fortaleza inquebrantable, continúa jugando su partido más importante y sorprendiendo. “Hasta eso le agradezco al fútbol. Me ha enseñado a convivir con el dolor, a los rigores y la disciplina; y asumo esto como una lesión más. De la que poco a poco me voy recuperando. Hoy ya puedo abrazar a mis hijos y eso me motiva”.

Al final y pronto, como cuando disfrutaba en el campo, saldrá ganador el piurano. Resiliencia. No lo dudo.

Fotos: internet.


Escrito por

orivasplata

Trujillano. Comunicador social y escritor. Viajero, soñador de libertades, becario de la Fundación Nuevo Periodismo de García Márquez.


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Letras en desorden

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