Hecha pública la nómina de los 28 convocados por parte de Ricardo Gareca para el alucinante partido del 13 de junio, casi como una carta de redención que nos llevará a la gloria de clasificar a Qatar 2002 o al averno en caso de ser eliminados, las reacciones, buenas y malas, se multiplican. Lógicas, naturales para un deporte que nos mueve tanto.

Y este sí y este no. Y porque sí llamaron a aquel que no es titular en México y no al otro que la rompe en Estados Unidos. O, principalmente, por que Paolo Guerrero que ya entrena no va en lugar del que nunca la mete, clama la hinchada. Consecuencias de que, por un lado, lo queremos tanto al Depredador que no aceptaríamos se le haga un rasguño, y, por otro, hay prensa que con tal de vender inventa conflictos donde no los hay.

Pues el fútbol es de momentos también, y en una selección, siempre, tienen que estar los jugadores que a esa hora tienen mejor rendimiento. Y, para el tema Guerrero, no hay discusión que valga sin quitar lo mucho que nos ha dado: no consigue equipo,  inactivo hace varios meses y recién está recuperándose de una lesión que lo aquejó bastante. Amén, el cotejo del repechaje resulta como desactivar una bomba contra reloj: hay que tener manejo de los detalles, como cirujano en plena operación. Así, no podemos correr el mínimo riesgo con futbolistas inactivos. Así, el entrenador ha hecho bien para el caso del goleador histórico.

Luego, sí podrían haber sustentados cuestionamientos por otros convocados, incluso. No lo hubiera llamado a Ormeño y sí a Ruidiaz, por ejemplo. Pero eso es texto para nuevo papel.

Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu.pe

Diario Satélite de Trujillo

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