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EL ETERNO CAPITAN

Publicado: 2022-10-24

“No, huachas nunca. Quizá alguna llevada u otra, pero huachas no, muy difícil”, repite haciendo negación con el índice, con la firmeza del convencido, cuando le consultamos por algún delantero trujillano que le haya hecho pasar malos ratos en sus visitas al estadio Mansiche, sea sesentas, setentas u ochentas. “Muy difícil”.

No por nada es considerado por la FIFA uno de los mejores 100 jugadores de la historia de los Mundiales, es de los defensas más goleadores que el mundo ha tenido o es uno de los futbolistas con más partidos oficiales a nivel de selección: 106. “Recuerdo a Eloy Ledesma, Larios (Alfredo), Silva (Horacio), Carrión (Raúl) y uno ‘chiquito’ que vivía cerca del estadio Mansiche me parece, me confundo ya”

Además, te emociona de tanta humildad y sencillez el cañetano. De verle firmar autógrafos, de dar y recibir abrazos como si de Papá Noel se tratara. El Granítico, le decían. “Soy de chacra, me crie en las labores agrícolas con mis padres y abuelos y eso me hizo fuerte. Incluso, cuando me llevaron a Universitario los doctores se sorprendieron de mi masa muscular a pesar que no era alto.”

También, marca registrada en el abanico de capacidades que tenía don Héctor Chumpitaz González, saltaba como nadie a la hora de ir por la pelota dividida. “El doble ritmo lo aprendí en el trabajo diario también, cuando chiquillo. Había una acequia que atravesaba los campos y siempre tenía que saltar y era muy ancha. Entonces, la única manera era haciendo un doble impulso. Varias veces me ´saque la mugre’ hasta que me ‘salió’”

El Capitán de América (ganó ese apelativo en 1973, en un partido entre las selecciones de América y de Europa) hizo carrera en primera división desde 1964, cuando debutó en Deportivo Municipal, hasta 1984, en que se retiró jugando Copa Libertadores por Sporting Cristal “ junto a un gran goleador y amigo de aquí: Juan Caballero.”

Luego, intentó ser entrenador pero se decepcionó temprano con la poca disposición de los peruanos para la disciplina. “Dirigí a Cristal, a Huaral y hasta me llamaron del Atlas (México) pues allá me recuerdan mucho. Pero no, me di cuenta que no les gustaba trabajar con seriedad y eso no iba conmigo”

Estuvo en Trujillo para ser padrino del Complejo UPAO, un enorme cuadrado con recintos para diversos deportes construido en el sector Barraza. Y nos recordó que la clase nunca se pierde.

o.rivasplata@pucp.edu.pe

Publicado en el vespertino Satélite



Escrito por

orivasplata

Trujillano. Comunicador social y escritor. Viajero, soñador de libertades, becario de la Fundación Nuevo Periodismo de García Márquez.


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