FALSO TRAIDOR
Que el pontificado ( y hoy “excomulgado”) Ricardo Gareca se haya convertido en el nuevo entrenador del seleccionado mapocho ha sido como un terremoto grado siete en el sentir de buena parte del colectivo futbolero nacional. Recién conocida la noticia se asumía como una broma o un meme, incluso.
Ya, luego, verlo posando con la camiseta chilena resultó para muchos como que Miguel Grau abandonara el Huáscar. Entonces, si antes al argentino lo querían como presidente del país hoy le achacan ser un maldito traidor y merecedor de que lo quemen en la hoguera. Hasta hubo uno que otro irresponsable con micrófono convocando a linchamientos públicos cuando toque enfrentar a los sureños en las Eliminatorias.
Es lo que solo logra el fútbol, el nuevo opio de los pueblos (como dijo alguno parafraseando a Marx). Que dopa hasta el embrutecimiento, y donde, rápido, pasas de la alabanza fervorosa al linchamiento frenético.
Para quien suscribe no hay razón para agitarse salvo para esos que les gusta vender a través del escándalo. Gareca es un profesional que necesita trabajar y, por tanto, puede asumir las labores que mejor le convengan en tanto lo haga en un plano legal y responsable cual es el caso. Y si los peruanos queremos “vengarnos” pues que sea en la cancha y a través de la selección que hoy dirige Jorge Fosati contra la que se medirá el 21 de junio durante la Copa América 2024.
Hasta la próxima.